Alexandra partió hace años para completar sus estudios en México, donde conoció a David y se quedó a vivir. Pero ha vuelto a su tierra, que visita asiduamente, para dar uno de los pasos más importantes de su vida: dar el sí quiero a su pareja.
David y Alexandra contrajeron matrimonio en Villafranca de los Barros el pasado 6 de agosto y eligieron a Catering La Gran Familia como la empresa que debía encargarse de la celebración nupcial. Cuando nos visitaron, nos contaron que querían celebrar su boda en un ambiente rústico. Entre las posibles opciones eligieron el Hotel Bodega El Moral, propiedad de la empresa villafranquesa Pago de las Encomiendas Viñedos y Bodegas. Se trata de un hotel rural situado en medio de un paraje natural catalogado como Zona de Especial Protección para Aves en el término municipal de la vecina Ribera del Fresno. Además de ser hotel, El Moral cuenta con diferentes espacios para llevar a cabo una boda perfecta: una zona ajardinada con árboles, césped y piscina para realizar por ejemplo ceremonias civiles y por supuesto el cóctel de bienvenida, y una corrala con una fuente central en el interior de la finca, que además alberga un salón de celebraciones.
En el caso de la boda de Alex y David, preparamos la zona del jardín para el cóctel. Instalamos en el camino hacia los jardines jaulas con velas para iluminar y conducir a los invitados hacia el lugar donde tendría lugar la primera parte de la noche. Así mismo, colocamos también velas alrededor de la fantástica piscina del Hotel Bodega El Moral. Con una decoración rústica y detalles como una puerta antigua con fotografías de la pareja, balas de paja o un arco con varias sillas en las que tomarse una foto de recuerdo. Por supuesto, era obligatorio colocar la bonita ilustración del retrato de la pareja que ambos utilizaron para otros elementos de la boda, como los regalos de recuerdo. Otro bonito detalle fue la señal indicadora de los kilómetros de distancia a cada uno de los lugares de los presentes en el enlace.
Combinando mesas altas y grandes mesas redondas, siempre con mantelería blanca, los invitados fueron llegando y degustando el buffet elegido por los novios, y detallado en cada mesa en pequeños portafotos clásicos. Para los diferentes aperitivos instalamos pequeñas tiendas atendidas por nuestro personal para servir el jamón y otros bocados típicos tanto de la tierra de la novia, Extremadura, como del novio, México. Tampoco faltaron las mesas de bebida refrescante: en pleno mes de agosto es imprescindible la mesa de jugos cítricos naturales, que servimos en divertidos vasos de vivos colores.
En esta zona también se habilitó al final de la noche la zona de barra libre, donde además hubo lugar a un pequeño recital de flamenco a cargo del padre de la novia, gran aficionado a este arte.
Ya en el interior de la finca, a través de un fantástico enrejado podíamos ver el patio interior estilo corrala, donde dispusimos las mesas, tanto redondas como varias alargadas, con mantelería rosa y manteles individuales rústicos sobre los que colocamos la vajilla, completamente blanca. Tras los colores de los vasos para los jugos de cítricos, el clasicismo en el cristal fue dominante en la cena. La nota de color sobre las mesas lo ponían unos pequeños jarrones con flores en estilo silvestre. Para dar nuestro toque personalizado al lugar donde se sirvió el banquete, instalamos guirnaldas de bombillas tradicionales, algo que sin duda da un toque de encanto a las celebraciones de noche.
Sin duda la mezcla de culturas, de sabores y de gente fue protagonista en una divertida boda en la que la fiesta estuvo presente hasta ver amanecer.
Gracias a Alexandra y David por su confianza en nuestro servicio. Os deseamos mucha felicidad en vuestras vidas, lejos y cerca de nosotros.